Todo comenzó cuando recibí una invitación de un colegio cristiano que me pareció muy interesante. Una vez que estuve allá, me puse a observar el comportamiento de los chicos.
No obstante, alguien me llamó radicalmente la atención: era una jovencita que le cantaba a Dios con una actitud de total entrega.
Cuando terminó el concierto quería saber quién era. Sabía que no sería fácil, pues no la buscaría para presentarme ni para pedirle su teléfono o algo por el estilo.
Esa joven es ahora mi esposa, Natalia. Escucha la historia completa: